El pasado lunes 19 de noviembre
se celebró el Día Internacional del Hombre. No creo que debería existir un día en
específico para pensar sobre una realidad. No obstante, aprovechemos para poner
algunos temas en la mesa de diálogo; partiendo de la primera y quizá obvia
pregunta: ¿Qué es ser hombre hoy en día?
Para algunos la pregunta se
centra en los cánones con los cuales muchos de nosotros hemos crecido: ser un
proveedor. Solo bastaba un buen trabajo y te convertías automáticamente en un “gran
partido”. A ello le sumamos ciertas pautas de comportamiento como: voz gruesa,
cuerpo musculoso, tener éxito con las mujeres (incluso ser mujeriego era “bien
visto”), etc. Eso era “la esencia del macho”.
¿Quién define cómo debe ser “la esencia del hombre”?
Sin embargo, la primera mirada
puede estar cargada de estereotipos (de hecho lo está) y aborda un tema
importante. Muchos hombres y mujeres consideraban (y aún consideran) que esas
deben ser las características que definen a un hombre. No obstante, como me
decía un amigo: “Las mujeres han cambiado, no te necesitan económicamente,
compiten a nivel laboral, si quieren adoptan un hijo o usan inseminación
artificial; entonces… ¿ya no nos necesitan?
La broma deja abierta una
pregunta interesante. Muchas mujeres han empezado a pedir y/o exigir a sus
parejas nuevos comportamientos: Descartando los antiguos o incluyendo nuevos. Si esto no sucede, ellas cortan con el hombre en
cuestión.
Muchos hombres quedan con
desconcierto. No comprenden la razón por la cual si han sido educados con
ciertos patrones se les exige otros comportamientos. Eso quizá sea el inicio de
conductas violentas expresadas contra el género y de femicidios.
La violencia se aprende. Y a los varones se le “exige” mostrar
violencia.
Preguntar sobre quiénes son los
que emiten los mensajes de violencia sería larguísimo. Medios de comunicación,
sociedad, escuela, etc. En este caso solo deseo enfocarme en la publicidad. Hay
muchos casos sobre cómo la publicidad ofrece una imagen estereotipada de las
personas, y se aprovecha de ello, emite un mensaje sobre esa base (que es más
fácil) y perenniza los mismos.
Mencionar las marcas que trabajan
sobre esta línea y los estereotipos que usan sería largo, extenuante y hasta
diría deprimente. En el último
post se ha trabajado sobre el tema, y ha sido una constante en este
espacio. Marcas como Axe, Brahma, John Holden,
entre muchas otras serían ejemplos de esta línea de imagen.
Se nos ha hecho creer que no
tenemos miradas comunes. La publicidad ha usado esas ideas para impulsar
campañas muy entretenidas, fastuosas, pero, volvemos al punto, no nos permiten
tener nuevas miradas sobre lo que es ser hombre. Las cervezas Quilmes y Amstel
Trabajan campañas sobre este tema, pero como que nos deja con la sensación que
no se puede hacer nada: o nos peleamos para siempre o cedemos en todos nuestros
“defectos”.
Sin embargo, hay marcas que
apuestan por otra mirada de hombre, de padre o de pareja. Por ejemplo. Muchos
padres han dejado atrás “la vergüenza” de jugar con ellas, acompañarlas a sus
fiestas o simplemente disfrutar y dejarse ser con ellas. Así mismo, algunos
hombres comprenden que sus parejas trabajan, se quedan en la oficina, pueden
tener salidas y eso no es signo de “infidelidad”.
Un padre acompañando a su hija al baño, una imagen cada vez más
frecuente y sin complejos.
Algunas parejas están aprendiendo a cambiar sus miradas de ellos mismos
y sus actitudes hacia el otro/a.
Muy tierna, quizá muchos padres se sientan identificados.
Siempre
quedará el debate si la publicidad puede o debe educar. Quizá la pregunta es si
quiera y esté dispuesta a cambiar los patrones con los que miramos nuestro ser
hombre aquí y ahora. En especial con lo que los niños y niñas construyen esa
mirada y adolescentes y adultos terminan reforzándola. El tema es largo y como
siempre nosotros podemos ir construyendo y exigir nuevos caminos.
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