San Valentín es una fecha
compleja y llena de matices. Algunos la consideran como la oportunidad de afianzar
lazos afectivos, otros pueden sentir aversión porque tener detalles con tu
pareja se ha convertido en un “deber” donde tu pareja, tus pares y la sociedad aplican
una ley donde tu afecto está en relación directamente proporcional al
desembolso que hagas de tu tarjeta de crédito.
San Valentín se ha convertido en
una fecha de consumo. Basta salir a la calle ese día y encontrará todos los
espacios imaginables con promociones. Los restaurants están a tope (y la
atención suele ser pésima), en las salas de cine no cabe un alfiler…TODO está
pensando para “sangrar” a las parejas y hacerlas consumir. “¿Tú me quieres?...entonces
gasta”.
Todo lo que uno pueda imaginarse se ofrece en San Valentín.
Esta fecha no solo lleva a pensar
en el consumismo, propio de nuestra sociedad; el cual es alimentado de muchas vertientes-
entre ellas la publicidad. También nos lleva a mirar el tipo de parejas que han
existido, existen y existirán más adelante. Nuestras familias, amigos, escuela,
los medios de comunicación, la publicidad y la sociedad influyen en nuestros
esquemas para construir cómo debe ser una pareja, qué debemos esperar de ella, cómo
debemos ser nosotros y qué debemos brindar.
Estas parejas no son esquemas
excluyentes. Muchas de ellas tienen un tipo de personalidad y acciones, otras
pueden evolucionar, involucionar, permutar e ir variando según las circunstancias
lo ameriten y de acuerdo a su grado de maduración o estado personal.
Tradicionales Parejas donde los roles varón mujer suelen estar definidos:
él provee, ella está en casa. Él sale, ella no. Él se exhibe, ella es modosa.
Él decide cuándo, cómo y dónde; no debe dar explicaciones. Muchas parejas
construyen sus relaciones bajo estas premisas. Ojo no significa que deba existir
violencia (aunque en la mayoría de veces se da; en especial cuando ella busca
mayor equidad y libertad)
Tiendas EFE. Ojo al mensaje: “volverla a enamorar cuesta 23 soles
semanales”
Modernas: Apuestan por un compartir roles. Ambos trabajan, es
decir, ambos proveen y dentro de la repartición de actividades dentro de casa
no existe problema en que uno (en este caso el hombre) apoye dado que la mujer
está ocupada trabajando. Suele verse en verse en parejas más jóvenes y con
mayores estudios. Recordemos que esto no es una norma pues el machismo no es
exclusivo de un nivel social; sino de una manera de concebir los roles de
hombre y mujer.
Si por un lado tenemos patrones
aprendidos que nos dicen “qué debemos buscar, esperar y ofrecer a nuestra
pareja”; también hay que considerar cómo nos han dicho que son las relaciones
de pareja. Muchos crecieron con “y vivieron felices para siempre” pensando que
en realidad amar basta. La vida real no es tan simple.
Nadie le dijo que las cosas serían así ¿verdad?
Existen momentos muy gratos, pero
también muchas situaciones que crean asperezas en la pareja, decepciones…nos
vuelven más humanos, pero desde pequeños/as nos han hecho buscar princesas o príncipes
según corresponda.
Convivencia: la verdad de la milanesa.
Cada vez más diversas personas
apuntan a buscar relaciones alejadas de estos estereotipos, a cuestionar sus
propias relaciones y, en caso de ser necesario, conseguir ayuda profesional
porque no son felices con sus relaciones. Las personas van cambiando ¿Lo harán
los medios? ¿Lo hará la publicidad? ¿Ofrecerá relaciones más reales? Veremos qué
pasa.
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