Los asesinatos de Félix
Gonzales (Notaria Paino) y del fotógrafo
Luis Choy deberían enlutar no solo a sus familiares y amigos; nos deberían
enlutar como ciudad y país pues dos personas murieron en situaciones donde la
violencia no era esperable. No estaban ejerciendo actividades de riesgo.
Estos no son casos aislados. Son
el colofón de una serie de casos diarios a nivel ciudad y país. Nos volvemos
una ciudad cada día más violenta e insegura; o por lo menos eso es lo que
siente la mayoría de ciudadanos de a pie- salvo el Ministro
Pedraza para quien las cifras de violencia según los indicadores de la
Policía nacional han descendido (aunque según el Observatorio de Criminalidad lo
desmienta)
La violenta toma de La Parada. Evidencia cuan enraizado está en
diversos círculos este tema. Foto Perúblog
Sin embargo, más allá de los análisis
que se puedan hacerse sobre el tema de seguridad, que son varios. El tema de la
muerte del fotógrafo Luis Choy suscitó el repudio en las Redes Sociales no solo
por el hecho en sí mismo; sino por la forma cómo un programa de canal de
televisión tocó el tema.
En las Redes Sociales circularon imágenes similares; rechazando el
exceso sobre las imágenes que no respetaron el fallecer de una persona. Fuente Asociación
de Fotoperiodista del Perú.
La palabra es una herramienta
poderosa. Así, el periodismo, bien ejecutado, ha llevado a exponer temas que
ciertos políticos o empresas han buscado mantener ocultos; informando así a la
ciudad y logrando hacer caer redes de delitos de diverso calibre. Esto ha
costado la vida a profesionales valientes que han puesto el pecho por mantener
sus ideales y expresar una verdad incómoda para ciertos grupos de poder.
Esta es, quizá, la esencia del
periodismo: denunciar aquello que está mal para buscar lo correcto (con todo lo
subjetivo que pueda significar). Diversos medios de comunicación han hecho
propia esta bandera y la han convertido en su sello característico como por
ejemplo los diarios Folha de Sao Paulo (cuidado
cómo decimos la verdad) o Perú 21 (La vida de
un periodista).
The Guardian.
Los tres cerditos y el periodismo ciudadano. Brillante.
No obstante, a pesar de tener
ejemplos claros del buen y blanco periodismo; también tenemos varios matices de
gris y negro…un mal periodismo. Esto no solo se debe a que los periodistas
puedan ser tentados por los grupos de poder, el ego de sentirse con la
autoridad para aprobar (o no) la vida de un invitado o de exponer sus miserias;
también juegan dueños de medios para quienes estar bien con el poder de turno,
tener un mayor número de anunciantes y más ganancias los lleva a dejar de lado
propuestas de periodismo de investigación, cultural o político; pasando a
ofrecer solo “entretenimiento”. Así, América
TV sacó del aire a Rosa María palacios
y colocó programas de “entretenimiento”; lo mismo hizo Frecuencia Latina, que si bien sigue con el periodismo emitió el
programa El Valor de la Verdad cuyo papel en la muerte de su primera
participante Ruth
Thalia Sayas ya discutimos en un post anterior.
El Valor de la Verdad. Exponiendo las miserias humanas. Caricatura de Carlín.
“Quién vigila a los vigilantes” es una de esas frases emblemáticas
de Watchmen (Alan Moore 1986) los periodistas vigilan, pero cometen excesos; en
algunos casos sistemáticos porque es “una forma” como el periodista, el director
periodístico o el dueño del medio deciden hacernos mirar el mundo. Nosotros
como consumidores cansados de estos excesos, de la disculpa por obligación y la
continuación de la misma conducta podemos, y deberíamos, hacer algo. Apagar la TV, no visitar la web, no comprar
el diario. Cuando nuestra voz de protesta
se traduzca en déficit monetario; es muy probable que los cambios que buscamos
empiecen.
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