Un colega me decía: “en publicidad
los temas que siempre sacarán chispas son: fútbol, religión, política y sexo”. Por
ende, un tema como la despenalización del aborto, ofrece una complejidad para
cualquier análisis comunicativo.
Hoy y mañana se realiza la “marcha por la vida”, como menciona Ricardo Chorongo en su cuenta de
Facebook, no es una marcha contra el crimen, contra el abuso, contra los
hombres violentos que abandonan a sus hijos, contra el ex presidentes corruptos,
contra el médico que esterilizó a miles contra su voluntad o contra el
sacerdote violador; sino contra la aprobación del protocolo de aborto terapéutico.
En nuestro país el aborto es ILEGAL. Como refiere la periodista Patricia
del Río, la interrupción de una vida no es un tema fácil y muchas
mujeres deben afrontarlo solas porque “fue su culpa no haberse cuidado”. Convencer
al otro que la mujer ultrajada no quiere llevar por 9 meses a esa criatura
producto de la violencia (incluso de su padre) suele convertirse en una tarea
casi imposible. Así como decir que la criatura en el vientre es la más
indefensa y merece más protección, será complicado para aquellos que apelan a
que la vida de la madre tiene igual derecho que la vida de aquella criatura que
aún no nace.
El primer punto es empatía algo que pocas veces se tiene
cuando se discute estos temas “estás conmigo o contra mí”. Las frases
esgrimidas apelan a nuestro lado más visceral. Sin embargo, revelan puntos del
problema que no se han tomado desde el lado de aquellos que consideran el tema “pro
vida” como el sexismo “tú te emborrachaste eres puta” (la mujer es la culpable,
nunca el hombre) y los derechos dependerán de tus ingresos.
Frases de diversas personas a favor o en contra del tema de la marcha. Utero.pe
propuso a sus seguidores el tema obteniendo otras miradas.
El segundo punto son los
sentimientos versus la estadística. La campaña publicitaria
de la marcha por la vida apela al
niño que todos llevamos dentro y a lo bonito que ha sido esta etapa. Partimos
de evitar generalizaciones. La niñez en nuestro país no es color de rosa para
todos. Debería, pero no lo es. Muchos niños, niñas y adolescentes trabajan, dejan
de estudiar, son el sostén de su familia porque nunca conocieron a su padre,
muchas niñas son violentadas de manera sistemática por sus familiares. Su niñez
es una etapa que no les provoca gratos recuerdos.
Así mismo, la estadística
del Ministerio de Salud nos dice que 4.423 adolescentes ya fueron
madres o estaban embarazadas por primera vez a mediados del 2013, y de las muertes
maternas notificadas en el 2012, el 9,6% (41 casos) eran adolescentes de 12 a
17 años. A esto hay que agregar que son las cifras de las que se tiene
conocimiento. Cuántas adolescentes habrán asistido a consultorios clandestinos
exponiendo su vida porque convencidas que abortar era mejor que vivir con una
criatura por la que la echaran de la casa, de la escuela…truncarán sus
estudios, su vida y estarán solas- los centros de atención del Estado no son
conocidos, no tienen abasto suficiente y le dicen a la menor “regresa a tu casa”.
Infografía de La
República sobre el problema del embarazo adolescente. No basta solo tener
una mirada.
De otro lado, Daniel Ávila del
portal La
Mula.pe reflexiona sobre los grupos tras la campaña. En esta encontramos empresas,
grupos de telecomunicación, universidades, y municipalidades. Una empresa
privada tiene todo el derecho de apoyar la causa que desee, lo mismo podría
decirse de un medio de comunicación (aunque uno debería tener reparos con el
tema de la imparcialidad) Sin embargo, un municipio es un ente público que
representa a todas las personas quienes apoyan a la marcha y quiénes no. ¿Todos
los contribuyentes de Magdalena, Pueblo Libre y Jesús María apoyan la marcha?
Es un tema discutible.
Auspiciadoras del evento “Marcha por la Vida”- fuente La
Mula.pe
En síntesis, abortar no es una
decisión fácil. Ninguna mujer es feliz diciendo “voy a abortar” y piensa que se
va a sacar una muela. Es una decisión que deja secuelas físicas y psicológicas.
Es muy loable y corajudo aquellas parejas (o madres) que teniendo todo en
contra, incluyendo la poca o nula presencia del Estado, decidan enfrentarse a su
familia, a la sociedad que la margina y discrimina (“esa criatura embarazada”),
a los retos de continuar con sus estudios (de ser posible) y/o trabajar para
tratar de darle una buena calidad de vida a esa criatura.
Ojalá nuestras reacciones fueran como lo propone esta marca, pero no
siempre es así.
Sin embargo, en nuestro país SÍ
hay mujeres que pueden abortar en condiciones seguras, en clínicas de prestigio
que lo hacen de manera clandestina (por un pago o contactos) o viajan al
extranjero donde es legal hacerlo. Aquellas que no tienen dinero, no pueden
acceder a una píldora de emergencia y solo les quedan el yerbero, ir a los
anuncios de “atraso menstrual” o una serie de variantes de las más terribles
(pastillas, rodar escaleras, clavarse palillos de tejer, etc.) esa es una gran
diferencia sobre la que se debe reflexionar y gestionar una mirada más amplia
del problema en vez de dicotomizarlo y pensar que estás a favor de la vida o la
muerte.