viernes, 30 de marzo de 2012

Otro ladrillo en la pared…sí importa

Hace unos días las noticias dieron cuenta de la muerte Daniel Zamudio, a causa de la brutal golpiza propinada por un grupo de neo nazi que lo atacó porque era homosexual. En su barrio, en la capital Santiago, en el mundo (a través de las redes sociales) se dieron distintas muestras de manifestación en contra de la intolerancia y el odio.
En Lima, hemos observado los casos de tres mujeres agredidas o asesinadas por sus parejas. Un portal de noticias  publicó las “declaraciones” de una ONG sobre la aparición de un transgénero en el horario de protección al menor. La ONG desmintió y aclaró la tergiversación que hizo el medio de sus declaraciones a través de un comunicado.  
Educamos a nuestros hijos diciendo “nadie debe tocarte ni golpearte”, pero “cuando es necesario” les damos una palmada, pellizco, un golpe “correctivo”. En silencio decimos “qué salvaje”, “pobre criatura” o “la madre tiene razón”. Luego vemos en las noticias que a una madre “quemó las manos, la cara o golpeó a su niño/a” su excusa “se me pasó la mano, es muy inquieto, quería corregirlo”.
Cada día aumentamos las cifras de los ataques contra ciudadanos, y no protestamos ante ello. De una u otra forma somos parte de los intolerantes.
Todas estas situaciones tienen un mismo punto de partida: la educación. No es un secreto que nuestra educación tiene varias carencias como los bajos sueldos de los profesores, mala infraestructura, poco compromiso de los padres, la poca preparación en temas como inclusión, sexualidad, la desidia política de los gobiernos de turno y del gremio de educadores (SUTEP) y un larguísimo etcétera. Sin embargo ¿Cuánto de esto nos toca a nosotros como individuos?   
La carta redactada por el blogger Felipe Mercado, sobre la muerte de Daniel Zamudio, nos golpea en la cara; nos enrostra nuestro grado de culpabilidad, nuestro silencio cómplice, nuestra intolerancia- al margen de toda la culpa que tienen los políticos populistas, las iglesias conservadoras o la educación poco inclusiva.
Femicidio, homofobia. A la larga hablamos de poder, de control. Nuestra sociedad se está volviendo cada vez más caradura y doble moral en su discurso.
La educación empieza en casa, se asienta en la escuela y se perfecciona en la universidad o instituto. Pues bien hagamos un ejercicio: ¿Cuántas veces en casa nos hemos reído de personajes que usan los estereotipos del homosexual “loca” o de la lesbiana “machona”? ¿Cuántas veces hemos acosado al débil, al distinto/a en el colegio? ¿Cuántas veces le hemos tirado la pelota para evitar sufrir el ataque nosotros/as? ¿Cuántas veces no hemos enseñado a nuestros alumno/as a mirar la comunicación (publicidad o periodismo) de manera efectista y sensacionalista?  ¿Cuántas veces no les hemos invitado a mirar más allá de su público objetivo, de educar, de mirar críticamente qué tipo de avisos o reportajes producen? ¿Cuánto la pedimos que se informen (a conciencia) sobre el tema y sus aristas? ¿Cuánto nos hemos informado nosotros?
La educación sigue siendo la gran promesa. Sin embargo, pensemos, desde nuestra propia trinchera, cuánto contribuimos a perpetuar estos estereotipos, a la intolerancia, a la desinformación, a la broma fácil, al reportaje sensacionalista o la campaña publicitaria que perpetua situaciones de violencia, bulliyng o machismo.
“Repite, ignora, obedece”. Este video plantea la gran pregunta del tipo de educación que queremos tener.
Ciudadanos somos todos y todas. Todos podemos, y debemos, exigir mejoras y cambios. Todos tenemos el poder de apagar un televisor, negar nuestra sintonía a un programa por su tipo de humor, no comprar una marca, no seguir un canal de TV, radio o prensa por su estilo de reportajes. Una raya más o un ladrillo más en la pared sí importa cuando esa raya es nuestro hermano, amigo o hijo; pero cuando es un desconocido solo sube un poco nuestro nivel de enfado, quizá vociferamos a la tribuna…y continuamos con nuestra vida, con nuestra costumbre riendo con el mismo programa, viendo el mismo tipo de noticias, enseñando el mismo estilo de producir mensajes…porque es fácil, porque no nos cuestionamos, porque no nos toca. Un ladrillo más en la pared señores sí importa porque el muro se vuelve cada vez más grande y nos caerá encima; aplastando nuestros cuerpos o nuestras mentes (como ya lo viene haciendo)

miércoles, 14 de marzo de 2012

Los valores están en ti, no en mí

Groucho Marx decía: “Yo tengo principios, pero si no te gustan tengo otros principios”; con lo cual dibujaba de cuerpo entero a las personas con moral elástica o complaciente. El periodista Augusto Álvarez Rodrich rescata esta frase tras el último “escándalo político” referido al  inusual régimen carcelario del hermanísimo Antauro Humala. A ello se suma la frase del patriarca del clan Humala, Don Isaac: “Si Ollanta no puede hacer justicia con todos, por lo menos que la haga con su hermano” lo cual salió en diversos medios e incrementó el escándalo sobre sus beneficios carcelarios y la poca nocion de equidad y justicia de un gobierno que se aleja, cada vez más, de la “gran transformación”, o quizá se está transformando en lo que muchos temían (la otra alternativa).
Encuentre 7 diferencias. Fujimori y Humala gozan de regímenes carcelarios “únicos”. Desde el tercer piso ofrece un análisis muy bueno al respecto.
Análisis políticos sobre el tema hay, y seguirá habiendo porque el asunto tiene una cola tan larga como la de una rata de cloaca. El Poder Judicial es una de las instituciones que peor imagen tiene en el país. Una encuesta realizada por el Instituto de Opinión Pública de la PUCP ofrecía datos que reafirmaban lo que muchos peruanos de a pie creen: Para ganar un juicio hay que tener dinero (46%), la justicia nunca llega (55%) y menos para los pobre, los jueces no son independientes (políticos, funcionarios públicos empresarios y periodistas u hombres de medios de comunicación los influyen).
 Para muchos peruanos la justicia es ciega, sorda, muda y corrupta.
Con este contexto, el Poder Judicial emite una serie de spots televisivos (para señal abierta y cable) sobre los valores, y cómo su enseñanza, respeto y práctica nos engrandece como personas y país. Los spots están trabajados con un aura de dramatismo para incidir en que son historias “reales”, de personas “comunes”. Utilizan la música de fondo para “engrandecer” el fin de la historia, es decir, que la persona actuó correctamente. El fondo del mensaje no es malo, la forma tampoco (algo forzada, pero cumple) Sin embargo, cuando no hay coherencia entre lo que el producto/servicio promete y lo que el consumidor recibe, se comete un error gravísimo en la comunicación; que a la larga termina mellando (aún más) la imagen del producto/servicio.  

Verdad, Ley, Justicia, Honestidad son las campañas desarrolladas que a estas alturas, contrastadas con la realidad, ya resultan irrisorias y hasta cachosas.
“El papel lo aguanta todo” y por extensión, el video también. Cuando uno trabaja proyectos de identidad corporativa (valores, creencias, misión, visión, etc.) uno de los primeros elementos capitales es que la alta dirección de la empresa esté comprometida con este cambio, y que no sea de “palabra” o como dicen “de la boca para fuera”. Los cambios externos deben reflejar la transformación que se lleva adentro; y que sea cumplida por el gerente general hasta el personal del service que trabaja en la empresa y “es parte de la misma”. De este modo, volviendo a los videos, el mensaje es: “Los valores son buenos para ti, pero no para mí” (que soy gobierno).
Estos intentos de “maquillaje” no funcionaran mientras no se haga cambios al interior, lo cual suele ser más pesado, más difícil, más largo y complicado. Los comunicadores hacemos diagnósticos, pero empezar por trabajar un mensaje cuando no hay soporte que ayude a creer en la promesa es contraproducente. Como dicen “el remedio suele ser pero que la enfermedad” más cuando solo se maquilla al enfermo y no se ataca al parásito.  


viernes, 9 de marzo de 2012

¿Atrapadas en su sitio? Estereotipos de mujeres en Al Fondo hay Sitio

Ayer, 8 de marzo, se celebró el Día Internacional de la Mujer. Actos protocolares, marchas y artículos evidenciaron los avances y retrocesos respecto a los diversos campos en los que han ido incursionando las mujeres a lo largo de los años. Sin embargo, desde mi perspectiva de comunicador y publicitario, quisiera analizar un campo al que no le estamos brindando mucha atención: Los modelos que transmiten algunos programas televisivos sobre los roles de la mujer; que, en definitiva, van en contra de los discursos de igualdad entre géneros.
Givenchy juega con el Ángel o demonio. Usualmente se  dicotomiza a la mujer, no puede ser todo; debe ser la buena o la mala.
Rosa María Alfaro, es una de las profesionales que más ha investigado el papel que juegan las telenovelas y la publicidad en la construcción de modelos de hombres y mujeres en nuestro país. Al revisar su trabajo, uno va comprendiendo el rol que desempeñan estos recursos en la construcción de identidades, en la visibilización de situaciones y la posible solución de problemas. En su libro “Atrapadas, sin salida” (2003) analizó diversas telenovelas locales e internacionales, así como spots publicitarios; lo cual permite explicar las causas de que a 101 años de celebrar este día, sigamos observando patrones de conducta como “la mujer sumisa”, “la heroína desamparada”, “la malvada despiadada come hombres”, ”la mujer arribista”, etc.
Menos información, más entretención. La oferta peruana se concentra novelas biográficas o cómicas.
En el Perú, La teleserie o telenovela Al Fondo hay Sitio es considerada un fenómeno de rating, con picos que superaban los 40 puntos. La historia gira en torno a una familia “pobre”, Los Gonzales, que se mudan a la exclusiva residencial de Las Lomas. Al llegar son objeto de los ataques de la acaudalada familia “Maldini”, quienes desean que los Gonzales se vayan de Las Lomas pues no pertenecen allí. Los jóvenes de cada una de las familias terminan enamorándose; rompiendo los códigos que les imponía la sociedad respecto a las clases sociales.
La serie cuenta con actores y actriz de muy buen nivel, y los argumentos usan elementos clásicos, actuales y referentes fácilmente identificables por el público. No obstante, un análisis un poco más pacienzudo nos revela detalles de los personajes, en especial de las mujeres, y de cómo ellas transmiten ciertos patrones de comportamiento “comunes”, que perpetuán ciertas actitudes machistas en algunos temas cruciales:
Las infidelidades: Un rasgo característico de las mujeres de esta serie es haber sido víctimas de infidelidades; sin importar edad o nivel social. Las respuestas son variadas: Negación del hecho (hasta que es tremendamente evidente), ceder a la presión de los pares (guardando las apariencias); ser consciente del hecho y “perdonar”.
Ricos o pobres han sufrido con la infidelidad, y han desarrollado casi las mismas respuestas.
La educación: La mayoría de padres invierte en una mejor educación para sus hijos/as. Sin embargo, son pocos las mujeres que abrazan este camino. Tanto los Maldini como los Gonzales dejan los negocios en manos de los varones; perpetuando la idea que las mujeres “son para la casa”.
En el caso de las más jóvenes, su vida sigue girando en torno a la búsqueda del amor; poco sobre estudio o un futuro profesional.
La búsqueda de pareja: Son pocos los personajes que han dejado de buscar el amor en su vida. En algunos casos, la pareja es compañero y amigo. En otras un vividor o aprovechador. Sin embargo, pocas son las mujeres en la historia que buscan hacerse solas. Teresa Gonzales o “Teresita” es un personaje muy característico en este campo. Ella no es mala, a veces pelea por el amor verdadero, pero es muy inmadura, dominada por la madre y busca una pareja para que “la saque de pobre”.
Teresita plantada en el altar. El cierre de la tercera temporada.
La serie como producto tiene acogida, pero prefiere entretener en vez de proponer. Tiene el poder y llegada para ser un vehículo para informar a las personas, en especial a las de bajos recursos, pero opta por no comerse el pleito.
En el mundo existen muchos casos exitosos de cómo el trabajo conjunto de organizaciones que estudian el tema de género, guionistas y canales pueden producir series que exploren temas como el inicio sexual, los proyectos de vida, VIH, violencia contra la mujer, bulliyng, uso de métodos anticonceptivos, etc. Este tema esta, todavía, muy lejos de la agenda de gobierno, y al parecer también lejos de la agenda de los medios de comunicación.
Soul City es uno de los programas más vistos en Sudáfrica, utiliza medios como la TV y la radio para emitir programas que entretengan y eduquen (eduentretenimiento)


lunes, 5 de marzo de 2012

¿Un mal gesto te hace responsable?

Hace unos días una profesora me envío un enlace para observar un par de spots sobre prevención de cáncer testicular realizados por la agencia Young & Rubicam (Y&R Perú); preguntando mi opinión sobre la forma cómo se trabajó el mensaje. Según menciona la página de Latin Spots.com, la agencia “respeta la línea trazada por la marca (La Liga peruana de lucha contra el Cáncer) de enfocarse en la importancia de la prevención, antes que lamentar las consecuencias de la ignorancia y del descuido. Para ello, apela a la ironía y el humor para capitalizar comportamientos masculinos habituales, pero socialmente mal vistos; sugiriendo hacer algo positivo y responsable con los mismos.”

Revisé varias veces los dos spots (Candidato y Cachorro) y existía una discusión entre mi lado creativo y mi lado “racional”. Creativamente, en efecto, hay un quiebre a la lógica; traducida en un “aprovechamiento” de una acción considerada desagradable para, en teoría, llevarnos a  reflexionar sobre un problema mayor como es el cáncer testicular. Sin embargo, mi lado racional se plantea preguntas que no hallaban respuestas. En primer lugar, ¿a quién va dirigido el spot? Si va a una persona tipo AB, con un grado de abstracción “alto”, puede que entienda el gag y la intención oculta. Sin embargo, si el mensaje va a una persona de nivel CD, es muy probable que no comprenda a que se refiere el spot y solo se quede con el gesto de tocarse los genitales.- Ojo ya ha habido campañas cuyas herramientas de medición “validaban” ciertas ideas, pero al ser aplicadas en la realidad no funcionaron precisamente por factores del entorno (culturales, actitudinales, comportamentales, etc.)


La campaña apela a un gesto que todavía sigue siendo visto como “grosero y sucio”. ¿Se entenderá el gag?



La segunda pregunta surge de manera inmediata. Usar un gesto que para muchas personas resulta “incomodo, sucio o bochornoso” ¿no termina por resaltarlo? ¿Y eso no le resta fuerza al mensaje racional que hay detrás? Somos un país que utiliza ese gesto para la agresión hacia hombres y mujeres- e incluso a niñas y niños. ¿Ello no creará una barrera de rechazo antes de procesar el mensaje? En nuestra sociedad existen temas “tabú”; la sexualidad es uno de ellos. Para muchas personas aún resulta muy difícil hablar de sus genitales sin bajar la mirada, ruborizarse, reír o necesitar un par de tragos para envalentonarse. ¿Se toma en cuenta esta barrera de comunicación?

Un mensaje que no considere la idiosincrasia de la población objetivo, por más cambio positivo que lleve detrás, puede chocar con un muro infranqueable. Las costumbres del usuario/a pueden descartar, rechazar o distorsionar mensajes; haciendo que la población se quede con aquello que le disgustó. De este modo, se impide cumplir con la labor que, muchas veces, hay detrás de toda campaña social: un cambio positivo en la calidad de vida de las personas.

Hacer pipi en la ducha” fue una  campaña brasilera creativamente buena, que tengo entendido tuvo reconocimiento, pero ¿funcionaría en Perú? ¿Cuántos se animan a miccionar mientras se duchan?

La tercera pregunta cae por su peso. ¿Qué busca la campaña? ¿Informar, sensibilizar, persuadir? ¿Logra sus objetivos? El cambio de conducta es difícil, toma tiempo y requiere de situaciones que evidencien nuestro beneficio con el cambio de conducta. ¿Cuánto se conoce del cáncer testicular? ¿Qué síntomas tiene? ¿Qué lo produce? Es claro que una campaña no podría dar respuesta a todas estas interrogantes, pero también es importante reconocer que dependiendo de cómo se encuentre la población frente al problema de salud, la estrategia apelará a la información, al cambio de actitudes o de conducta. Lo cual lleva a un enfoque distinto a nivel comunicacional para cada situación. Sin embargo, suele ser importante cuando se trata de primeros acercamientos a través de medios masivos o, incluso cuando hay demasiado espacio entre campaña y campaña, ofrecer al público objetivo información básica importante. Más aún cuando nuestra querida “caja boba” (TV) nos bombardea con información sobre crímenes, asaltos, violaciones, corrupción y farándula.


Perú 100% libre de humo de tabaco. Una campaña del MINSA que muestra el número de muertes y otras consecuencias del consumo de tabaco: impotencia sexual, abortos, asma, etc.

El tiempo dirá si logra sus objetivos, y en verdad espero que lo haga porque es un tema difícil, porque es necesario que desarrollemos una cultura de prevención y porque la publicidad, encauzada correctamente es un arma poderosa para las campañas sociales. Cuando la creatividad se cimenta en una estrategia minuciosa, y respeta/comprende a su público; los publicitarios/as desarrollamos mensajes entendibles, recordables y que lleven a un cambio de comportamiento.

Esta campaña de NHS es determinante con la cifra 120,000 hombres en Reino Unido son impotentes como consecuencia del consumo de tabaco.

Para lograr estos cambios, se requiere un nuevo enfoque de parte de nuestros comunicadores. Dicho enfoque debería empezar en casa y la escuela, pero como ambos son espacios a los cuales aún es difícil acceder, pues debería trabajarse en las universidades e institutos. La publicidad debería ser una carrera que le haga ver al publicitario/a un panorama más allá del público objetivo establecido por su cliente; debería respetar todos los públicos (más aún cuando emite mensajes en medios masivos). Recordemos que no todos los hombres somos jugadores, o no queremos serlo o no deberíamos- recordando una “celebre” publicidad de una marca de consola de juegos.
La publicidad tiene un componente en la formación de estereotipos y conductas en la sociedad, perpetua paradigmas, pero también puede ayudar a modificarlos siempre que el cliente y los comunicadores estén sensibilizados y preparados para ello.