jueves, 5 de enero de 2012

Mirando un nuevo año en el espejo

El año viejo se fue, el nuevo empieza. Y la mayoría de personas lo pueden haber recibido de maneras muy diversas: Fiestas, con la familia, de viaje, en casa más tranquilos; y haciendo distintas cábalas para atraer la buena fortuna como lentejas en su monedero para la abundancia, recorrer la cuadra con una maletas para los viajes, usar prendas intimas amarillas para la suerte y rojas para el amor, etc.
La lista de rituales para recibir el año es muy larga, dependerá del lugar, nuestra procedencia, la compañía. La consigna lograr que el nuevo año sea mejor que el anterior.
Dentro de estas listas, una que me llama la atención por su carácter de autoanálisis es hacer una lista de pro y contras del año; de lo positivo y lo negativo. Es como mirarse frente a un espejo, lo cual no es nada fácil, aunque parezca lo contario.
Los espejos han causado admiración desde la antigüedad. Diversas civilizaciones les otorgaban cualidades mágicas por su capacidad de reflejar la realidad, aunque claro para otros era una conexión con el mundo de los espíritus, la adivinación y lo sobre natural. José María Albert en su Diccionario de Símbolos comenta que Sócrates y Seneca preconizaban su uso para conocerse; mientras Platón aconsejaba a los jóvenes su uso para observar los progresos que la virtud marcaba en sus rostros. Así mismo, algunos psicólogos lo consideraban parte de la psique humana que reflejaba el lado tenebroso del alma. El espejo sigue siendo usado en diversas manifestaciones del arte y de la cultura popular.
El Espejo de Oesed de la saga del mago Harry Potter de J. K Rowling. Este espejo nos muestra nuestros deseos más profundos y desesperados.
¿Qué conexión tienen los espejos y el inicio de año? Mirarnos a nosotros mismos no es tarea fácil. Sea porque somos muy permisivos o por el contrario, muy severos. Cuando nos miramos frente al espejo, en algunas ocasiones no nos gusta lo que vemos, talla, contextura, detalles del rostro, etc. Muchos de los problemas de salud mental como depresión, maltrato, bullying, empiezan por no querernos o permitir que el entorno nos modifique, que nos diga qué está bien y qué está mal; sin permitirnos mirar, de manera concienzuda e imparcial, nuestras virtudes y defectos. La consigna siempre es tener una autoestima solida, que nos permita mirarnos en nuestro espejo y querernos, con nuestras virtudes y defectos; con nuestros aciertos y fracasos.
Muy poca autoestima nos hace vivir de los demás y de su aprobación; en exceso no nos permite crecer pues vivimos creyendo que somos perfectos. Por ello, moderación es la clave.
Hay personas que tienden a ver el vaso medio lleno, y otras lo miran medio vacío. Vale decir que sus circunstancias y entorno si bien influyen en ellos, como en todos, no son tan determinantes como para dejarse arrastrar por la corriente. Para ello hay muchas maneras: pensar en un sitio tranquilo, una charla con un buen amigo o amiga, con un consejero, etc. Otros optan por estos libros llamados de autoayuda con autores como Paulo Coehlo.
Más allá de si nos gusta o no este tipo de literatura, hay un libro en particular, “El Secreto” de Rhonda Byrne, que nos lleva a un proceso interesante sobre el poder de la psique humana y de la llamada “Ley de atracción”; haciendo énfasis en el lenguaje y en que atraemos lo que deseamos. Así, cuando pensamos “no quiero tener accidentes este año” ¿qué pensamos? En accidentes. Cuando hemos sido niños y nos dicen “no prendas la televisión, no juegues con la pelota en la sala, no molestes a tu hermana, etc.” pensamos en cada una de estas acciones, luego en no hacerlas. Quizá el segundo paso interesante después de aceptarnos es cambiar nuestro chip, más allá de toda la parafernalia de estos autores y empezar a pensar de manera distinta.
El “gran secreto”: uno atrae a su vida lo que quiere, lo llama y trabaja para ello; para bien y para mal.
Los cambios no son fáciles, así las personas crean o no en este tipo de libros, lo interesante es que podemos ser personas que hagan mayores cambios y propuestas, en vez de solo quejarnos del mundo que nos rodea. Claro no serán cambios trascendentales, quizá sí, pero por algo se empieza. Los grandes visionarios empezaron por un sueño “loco” y lo siguieron. Una alumna me decía tengo muchas cosas que hacer para este año, una lista larguísima, no sé por dónde empezar…empieza por una cosa, la que quieras, pero empieza; el resto comienza a andar solo.
Un espejo chino del museo de Hanoi tiene labrada la siguiente inscripción: “Como el Sol, como la Luna, como el agua, como el oro, soy claro y brillante y reflejo lo que hay en tu corazón”…mirémonos en nuestros espejos, queramos nuestros aciertos, aceptemos nuestros errores y abracemos el futuro pidiendo, en positivo, los cambios que queramos. Que este año que empieza sea muy bueno para todos.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario