lunes, 18 de junio de 2012

Dejarlos decidir…ese es el problema

Nuevamente surge el tema de “despenalizar” las relaciones entre adolescentes. Otra vez se escuchan voces a favor y en contra. Surgen nuevamente las antorchas, efectismos y cuestionamientos “morales”; incluso diciendo que se meterá en el mismo saco que las violaciones.
Hay que entender que la norma refiere a relaciones “consentidas”. Si se incurre en un delito, existen los mecanismos y se debe sancionar. En términos simples, no se está refiriendo a estos casos; sino a aquellos donde existe una pareja adolescente estable y reconocida por los amigos y la familia.
No es un secreto que el tema de la sexualidad molesta a demasiadas personas. Un grupo piensa que imponiendo sanciones se evita el problema de la sexualidad. “Te penalizo, te meto a la cárcel…adiós problema”. Según información de El Comercio: “La vigencia de la Ley 28704, que desde hace seis años penaliza las relaciones sexuales entre y con adolescentes de 14 años a menos de 18 años, no ayudó a reducir la tasa de violaciones sexuales en ese grupo de edad. Según datos de la PNP, en el 2006 se presentaron 2.875 denuncias por violencia sexual contra menores de estas edades y el 2008 la cifra se elevó a 3.524”- sin menciona la tasa de embarazo adolescente.
Penalizar no ha servido para disminuir los índices de embarazos ni de violencia sexual
El problema de fondo todavía sigue teniendo dos aristas muy marcadas: la sexualidad equivale a pecado; los adolescentes son “niños grandes”. Respecto al primer tema, algunos dirán no todas las religiones y sus representantes piensan así. Eso es verdad. Incluso dentro de la misma iglesia hay voces discordantes, las cuales han sido sancionadas por hacer públicas sus opiniones.
La moralidad no está en juego aquí. Si la persona piensa que solo debe tener relaciones sexuales después del matrimonio y cuidarse con métodos naturales porque su sacerdote o pastor lo dice está bien para él o ella y para su relación de pareja. El problema viene cuando su moralidad la impone para el resto, y niega las posibilidades de acceder a otras alternativas que no sea la suya. De hecho pensar que penalizando se evita los adolescentes tengan relaciones sexuales es un error; ellos ya las tienen  basta revisar los tonos peras y las peras malogradas.
Muchos adolescentes se tiran la pera del colegio o del instituto para “divertirse” y tener relaciones sexuales.
Muchos siguen considerando al adolescente un “hibrido”. No es un niño, por ende debe tener responsabilidades, pero tampoco es maduro, por tanto no debe acceder a todos los beneficios de la adultez. Tener responsabilidades y pocos beneficios no es algo agradable. Los adultos lo sabemos, los niños lo saben, ¿por qué no lo comprendería los adolescentes?  
Esto lleva a un tema que siempre es espinoso la educación sexual. Los padres prefieren que los maestros se encarguen; los maestros dicen que esto se enseña en casa o que los padres se molestan cuando un maestro/a toca el tema; la iglesia pide abstinencia y matrimonio primero; los adolescentes (medio en serio, medio en broma) dicen no quiero compromisos, solo pasarla bien. A la larga, los esfuerzos por brindar orientación completa, oportuna y entendible suelen venir de instituciones externas al Estado, más aún cuando se trata de temas de embarazo. La idea que prima en este razonamiento es que “dos adolescentes no están en condiciones de tener relaciones sexuales, aún siguen en un proceso de maduración y formación” Al parecer eso no molestaba a nuestros abuelos y abuelas que tenían hijos desde los 15 años… ¿Alguna diferencia? ¡Claro! Estaban casados. Ese papel te daba el desarrollo corporal y mental que necesitabas.
El matrimonio es una opción “libre”, que no exime a los adolescentes de los problemas de pareja.
La despenalización lo que busca es que estos adolescentes que ya iniciaron su vida sexual accedan a servicios de salud y eviten los riesgos de una sexualidad sin información ni orientación como infecciones, ITS como el VIH, embarazos no deseados, abortos clandestinos, riesgos de complicaciones en el embarazo, mortalidad adolescente, etc.  No es darle un condón y decirle “buena suerte”; es prestarle atención, orientarlo. Muchos adolescentes tienen miedo, y es natural. Otros tratan de “aparentarlo” mostrándose más resueltos/as, otros toman licor o drogas como marihuana para no pensar y solo divertirse. La sexualidad está ahí en la TV, la publicidad, en las novelas, etc.  
El dialogo sigue siendo un punto importante para darle más herramientas a tu hijo/a para que no actué por presión. Sin embargo, recuerda, la decisión que tome debe respetarse.
El despenalizar es un paso para corregir un error que se tuvo, pero con eso no acaba el problema. El fondo es más urgente: Educación sexual de calidad, sin juzgamientos morales, con información completa, en un lenguaje comprensible y oportuno.  

2 comentarios:

  1. Bienvenido de regreso....!
    Punzante, como siempre. Hay que leer...
    Manolo :)

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  2. Gracias sensei...maestria, diploma, dictar clases PUCP Cibertec, invetigacion y mi propia vida!!!...hubo una sobrecarga...pero sirvio para poner temas en la agenda...a empezar a escribir con fuerza. Un abrazo

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