viernes, 4 de noviembre de 2011

El peor amigo de los animales y las chelas que pueden cambiar una vida

Hace poco más de una semana leí la noticia sobre el envenenamiento de perros ocurrido en Bellavista. Éste se suma a los casos de la erradicación de palomas por considerarlas focos infecciosos, “el crematorio móvil” usado en Ucrania para limpiar la ciudad de perros callejeros para la Eurocopa 2012; así como todos los casos “anónimos” de envenenamiento de canes y gatos en las calles y parques por personas que no les agradan los animales o que están “convencidos” de hacer un “servicio público” en el control de sanidad.
Imágenes que no puedo borrar. Lleno de dolor, rabia e impotencia por las “soluciones fáciles” que plantean algunos.
El peor amigo de las especies
El hombre se autodefine como el máximo eslabón en la cadena evolutiva, pero es quizá la única especie que se empecina en destruir su habitad y en buscar soluciones baratas y rápidas para sus intereses; incluso trayendo otras especies para solucionar un problema, y luego dejándolas a su suerte como en Australia donde los gatos se han convertido en una plaga, empezaron “controlando roedores indeseables”, pero cuando empezaron a procrear sin control la “mejor solución” fue abandonarlo en el campo salvaje; lo cual llevó a una nueva evolución y adaptación de estos felinos quienes se convirtieron en predadores de especies nativas. Hoy son considerados un problema y se realiza su matanza indiscriminada. El documental 10 millones de gatos salvajes nos da una perspectiva muy clara del problema.
La solución más fácil para algunas personas suele ser el abandono; que muchas veces equivale a una sentencia de muerte.
No es un juguete
Quizá todo parte de concepción que algunas personas, niños y adultos, tienen de las mascotas. Piensan que hay que cumplir los caprichos del hijo/a y hay que regalarle una mascota; sin saber si este niño/a es lo suficientemente responsable de cuidarla, crearle hábitos, alimentarla, etc. Muchos adultos han crecido con ejemplos donde por ser “un animal” sobrevivirá, y no cuidan la alimentación, salud, calidad de vida, época de celo, etc. Si lo que se intenta es inculcar buenos hábitos en los más pequeños, creo que los más grandes son quienes deberían dar el ejemplo.
Sin embargo, los malos ejemplos abundan. Muchas personas inescrupulosas se dedican a negociar con los animales. Los exhiben en circos, en clubes campestres con “zoocriaderos” que dan lastima, los someten a entretenimientos como las peleas (de perros o gallos) así como en las corridas de toros. Si quieren un espectáculo perfecto, consigan a una persona que sepa de lo que se trata y acepte ser objeto de la entretención, pero los animales no lo piden, no les dan opción a elegir. El animal es un ser vivo que quiere, se emociona y sufre; así no haya conocido el calor de hogar y más cuando habiéndolo conocido se le abandona a su suerte por edad, preñez o “haberse aburrido de él”.
Diversas campañas parten de este concepto donde las personas piensan que la mascota es un juguete, el cual puedo abandonar cuando me aburro.
Entrar a la piscina de cabeza y sin miedo
De pequeño siempre tuve mucha sensibilidad por los animales, hasta quise ser veterinario. En esos momentos me dolía muchísimo ver animales con el estomago hundido del hambre, y las costillas pegadas a la piel. Siempre he tenido discusiones con mi familia sobre por qué me conmuevo más con los animales que con las personas. Quizá ellos me han decepcionado menos, y su fidelidad ha sido incondicional a pesar de mi propia inconsistencia…quien sabe.
En esas situaciones, muchas veces miraba al cielo, pidiendo que ese animalito logre hallar comida. No puedo ocultar que un par de veces me encontré al mismo animal en un parque muerto, tieso por el frio o con los restos de espuma en el hocico cortesía del veneno que había ingerido; y solo me quedaba llorar. Sin embargo, como dice François Vallaeys, llegó el día en que por Facebook me enteré de un caso de un par de perritas dálmatas con un severo caso de acarosis, Peka y Paka que estaban en el Albergue de María Esther Murillo. Lo pensé y me dije al diablo si no lo hago ahora no lo haré nunca, y apadrine su tratamiento, y aún sigo siendo su padrino y costeando su comida y baños pues no puedo tenerlas en casa. Y así comencé a derivar algunas chelas o presupuestos de salidas con amigos, cine o similares cada mes para este tipo de casos. ¿Sabían que una esterilización puede costar 30 soles? Y cambiarían la vida de una mascota que tiene un hogar, pero no puede costear su esterilización y la votarían a la calle, a ella y sus cachorros, si entra en celo (por una cuestión practica; no pueden mantener tantas bocas)
La esterilización es la mejor opción, es segura, no es cara, no elimina al animal, y enseña a los niños la responsabilidad y el respeto por la vida.
Las mayores respuestas vienen de los menos tienen
He conocido algunas labores animalistas, tengo ex alumnas y ex alumnos de los cuales estoy muy orgulloso, al margen de su calidad profesional, por su calidad humana pues difunden y colaboran en estos proyectos. En mi experiencia he podido ver es que las mayores respuestas muchas veces vienen de personas que tienen poco, o no tanto como otros. Hay albergues que no tienen demasiado espacio ni presupuesto, y luchan con ingenio, coraje y mucho corazón para no volver a abandonar a esos “ángeles” que han hallado en una carretera, en un parque, atados a una azotea, heridos o pariendo en el frio.
Claro como todo también hay pseudo animalistas, que se muestran muy caritativos para la pantalla o su publicación, pero que cuando se les pide ayuda, sin cámaras presentes, son más fríos y duros que el iceberg que hundió al Titanic; si pues hay de todo.
Lo importante aquí es que muchos coinciden en que la educación e información hacia las personas es importantísima. Hay artistas que han dado su imagen a campañas pro animales, hay empresas que están haciendo campañas al respecto; con iniciativas puntuales sobre la adopción en vez de la compra, que como muestra un video del Encantador de Perros, éste es un negocio cruel y desalmado que tiene finales trágicos.
Educación y trabajo de empresas, artistas y personas pueden hacer la gran diferencia.
Sería largo enumerar a los grupos que trabajan en defensa de los animales, así como también a los pseudo grupos que no hacen sino estafar la buena voluntad de las personas. Quizá si deseas empezar a colaborar, en vez de reírte, borrar o aburrirte de las fotos que suben algunos de tus contactos en Facebook; pídeles que te recomienden a que institución o veterinaria acudir (algunas manejan casos sociales). Empieza con poco, con lo que buenamente puedas.
Tampoco se trata de que salvaras a todos; eso se aprende a veces a las buenas y otras con golpes duros. Sin embargo, empezar con uno, cambiar la vida de un animal de la calle es bastante. En vez de ir a una tienda buscando el perro o gato de “raza” anda a las veterinarias y pregunta por los que han dejado abandonados. Ojo también es un proceso de adaptación; algunos animales han recibido tanta crueldad que al llegar a un hogar que demoraran en cambiar sus hábitos, pero cuando hayan conocido de nuevo ese calor, comer a diario, etc., esos animales realmente “darán la vida por ti”.  Ellos no se fijan si eres un modelo, si tienes dinero, si has llegado de buen o mal humor; te quieren por ser tú, por darles un hogar, por sacarlos de la calle (en caso de ser adoptados), por compartir tu vida con ellos.
La historia de Hachiko, el perro fiel de la estación Shibuya. Sea en la versión japonesa, o en la americana (Siempre a tu lado) nos muestra ese amor puro que nos regalan estos seres.

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