viernes, 11 de noviembre de 2011

La increíble historia del cándido Chehendiro y la Primera Dama desalmada: Corrupción en el Perú

El caso Omar Chehade ha sido motivo de muchísimos análisis desde su aparición. Lleno de idas y venidas, medias verdades y medias mentiras (mentiras completas), amnesias convenientes, grupos detrás del poder y acciones “propias de la inexperiencia” hacen pensar que esto se trata de un culebrón (telenovela), una comedia o un cuento de hadas. Toda historia que se respete, debe tener un o una antagonista; una persona que ponga en más de un aprieto a nuestro héroe y que su poder lo demuestre en golpes leves, pero contundentes mismo maestro Pai Mei en Kill Bill y es mejor si se camufla bajo la apariencia de alguien dulce e inocente. En este caso, quien ha dado los golpes mortales (aparte del Chehade) ha sido la Primera Dama, quien más clara que el propio presidente envió un tuit lapidario “¿Tan difícil es andar derecho?” que también ha llevado a más de un análisis.
Carlín muestra a Zombie Chehade, un ejemplo más de cuán difícil es combatir la corrupción.
No quiero ahondar en el tema porque, como mencione, análisis ya se han hecho. Sin embargo, quiero referirme a dos posturas que están concatenadas y reflejan cómo suelen comportarse muchos de los que hoy fustigan al segundo Vicepresidente: “Dale poder a un hombre y verás quién es realmente” y “el problema no es que haya corrupción; el problema es que haya impunidad”.
El poder…my treasure, my treasure

Marco Sifuentes en su artículo “Los esotéricos tuits de Nadine” observa el paso de la cuenta del actual, y pese a todo, Segundo Vicepresidente. Así su cuenta de twitter@OmarChehade6 (cuando era candidato) pasa a @OmarChehadeVP (VP es vicepresidente); que se transforma, tras las investigaciones por corrupción, a @OmarChehadeMoya. Una metamorfosis de candidato, vicepresidente y ciudadano.
Cuando no tiene poder, el candidato se responde todo y se acepta, “de buena gana”, todos los comentarios; cuando se llega al poder muchas de estas cuentas o formas de contacto con el electorado (que ya perdió su “poder”) son abandonadas, desactivadas o se cambia el sentido y solo se aceptan los “buenos comentarios”. Ejemplos abundan (vale leer “La sociedad de los tuiteros muertos” del mismo Sifuentes).
El twitter es una de las herramientas de información más dinámicas, pero muchos políticos la usan como “bombo de logros” en vez de canal de comunicación horizontal con sus seguidores.
El poder seduce, ya lo vivimos con un dictador japonés; que nos mostró cómo una persona puede buscar, por todos los medios, aferrarse al cargo y por ende al poder que de él se obtiene. No obstante, esta realidad no es exclusiva de regímenes totalitarios. Los egos se disparan y muchas veces terminan por volverse la única forma de entender el mundo; menospreciando las opiniones del resto e incluso a las personas. El Luis XVI que perdió la cabeza, literalmente, por negarse a ver las necesidades de su pueblo durante la Revolución Francesa; y a un gobernante de ego colosal pateó a una persona que le “opacaba” la cámara; mostrando su lado más humano, y más oscuro.
El poder absoluto corrompe absolutamente. Los gobernantes protegen su “tesoro”; mostrando todo tipo de actitudes deleznables frente a quien juraban “proteger”.
Julio Cotler, una de las pocas luces de sensatez en este variopinto país, articuló la otra frase: “el problema no es que haya corrupción; el problema es que haya impunidad”. Su esencia refleja uno de los lados más diseminados e  “igualitarios” que campea en nuestro país, que nos caracteriza como nación, nos etiqueta a nivel internacional y tiene pocos visos de que vaya a irse, al menos en un muy largo tiempo: la cultura de “pepe el vivo”.
“Ya te atrasé”
Desde pequeño siempre he escuchado a este mítico personaje. El cual es interpretado y reinterpretado por distintos actores en el país (Adolfo Chuiman, Tulio Loza, Miguel Barraza, Jorge Benavides, etc.) “Pepe el vivo” es aquel que le saca la vuelta al sistema para su beneficio; quien pregona con el verbo y no con el ejemplo. De quien abusan en un principio, pero termina abusando, sintetizándolo en una frase muy peruana: “Para pendejo, pendejo y medio”. Demás está decir que en ningún momento hablamos de respetar las reglas; sino de vulnerarlas más que el otro para opacarlo y obtener más beneficios.
Ejemplos hay varios, pero actualmente La Paisana Jacinta y El Negro mama, ambos personajes del humorista Jorge Benavides perpetuán estos modelos.
Estos personajes no calarían si no fuese porque miles de personas no pensasen así. Según Sexta Encuesta Nacional sobre Corrupción de Pro Ética, elaborada por Ipsos Apoyo, el 80% de peruanos califica a su país como corrupto o muy corrupto; desconfiando de instituciones como el Congreso el Poder Judicial y la Policía; y con los ejemplos que tenemos quien podría culparlos.  Pero y nosotros ¿también somos corruptos? Un estudio realizado por el Instituto de Opinión Publica de la Pontificia Universidad Católica del Perú sobre el tema reveló que el 51% se considera tan corrupto como los otros y 16% más que los otros; con mayores tendencias edad más productiva (30-34 años) y en NSE más aspiracionales. Entendiendo que hay dos niveles de “vivo” el corrupto y el “mosca”, pero la líneas siempre es muy tenue.
Conozco muchos padres de familia que se exasperan cuando su hijo no es “vivo”. Claro tienen miedo a que lo tomen de “lorna”, vale decir sujeto a bromas pesadas y/o bullying (más información en el artículo “Dime como juegas y te diré quién eres”) Pero este “temor” no va solo en lo escolar. Va para la vida cotidiana, para pasarse la luz roja, adelantarse en una cola, cobrar de más, no devolver lo prestado, aprovecharse de otros, etc.
La cultura combi es un ejemplo claro de esta mal llamada “viveza criolla” que a la larga es un mal uso de esa creatividad y chispa que caracteriza a los peruanos. Los stickers de las combis, están llenos de frases aleccionadoras como “ya te atrase”, “mi educación depende de usted”, “al fondo hay sitio”, “colabore con el cobrador”, etc.
¿En qué momento se jodió el Perú? Un video muy bueno que nos lleva a pensar no solo en la pregunta, sino en la respuesta.
Una luz al final del túnel
Probablemente, en nuestro lado más profundo queramos ser “Pepe el vivo” y cuando aparece la oportunidad, la invulnerabilidad por un cargo…pues ahí surge nuestro “pepe el vivo”; pasando de ser un “mosca” a un “corrupto” (quizá un mosca reloaded)
No buscamos sanción para estas conductas pues TODOS lo hacen, coimea el grande y el chico, coime el de traje y el ambulante, coimea el grande y el pequeño, coimea el blanco y el negro, el cholo y el chino, coimea el ateo y el piadoso…porque es así; porque “no importa que robe; sino que haga obra” Así se explica al tipo de gobernantes, congresistas y autoridades que tenemos.  Porque en ese mal llamado espíritu de cuerpo” frente a aquel, hagamos que coimee; sembrémoslo; atrasémoslo…que sea como nosotros”- es muchas veces la lógica que se escucha.
Anicama y Romero son dos de los congresistas que pasaron por la comisión de Ética y quizá no sean los únicos.
La encuesta de la Universidad Católica, antes mencionada, refiere que cuantos más jóvenes, mayor esperanza hay de no ser “corrompido”. De otro lado, entre las soluciones a este problema destacan tener un Poder Judicial más efectivo y menos corrupto; que se debe generar una educación en valores en las escuelas y familias, penas y reparaciones más altas; prisión efectiva, etc. Creo que el asunto está en la educación; y en ser claros que habrá tentaciones, pero es justo ahí donde debe probarse nuestro temple. Caminar derecho es fácil (tal vez) cuando todos lo hacen; pero debe hacerse aún cuando los demás no lo hagan. ¿Cuántas veces hemos sido “pepe el vivo”? ¿Por cosas menores, por cosas mayores? ¿Qué les decimos a nuestros hijos y qué ejemplo les damos?

2 comentarios:

  1. Muy oportuna iniciativa la de invitar a la autocrítica como un herramienta para trascender la cultura del "pendejo" que tanto daño nos hace no sólo por el ruido político que vemos genera y los sobrecostos económicos de la desconfianza (que no vemos pero sí existen), sino además (y principalmente, es mi opinión) por un tema de honestidad. Cada quien está en su derecho a tomar el ángulo que mejor le parezca, pero ignorar que nuestros comportamientos individuales legitiman la ley del más fuerte (o ley de la selva) es dejar pasar una valiosa oportunidad de reflexionar sobre por qué tenemos los políticos que tenemos. Nuestro instinto de 'preservación' hace difícil que reconozcamos la parte que nos toca en este problema, pero quién entre nosotros no ha subido a la combi en 2da fila o ha ignorado los límites de velocidad? Gracias Hector por poner este 'doloroso' tema sobre la mesa.

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  2. Elias muchas gracias por tu comentario. Creo que los cambios personales, en apariencia mas faciles, son los mas dificiles. Eso no significa dejar de criticar cuando cosas como estas ocurren; ni dejar de ver el panorama de la manera mas completa y desapasionada. Sin embargo, creo que muchas de las actitudes que vemos en nuestros gobernantes empiezan por el tipo de valores que caen cuando las papas queman y tienen poder. Un abrazo

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