viernes, 31 de agosto de 2012

¿Ya tengo el poder? Apuntes sobre el condón femenino

El 17 de agosto el Ministerio de Salud (MINSA) ha incluido el condón femenino dentro de la oferta de métodos anticonceptivos que ofrece a personas en edad reproductiva. 
Uno de mis primeros post, el condón femenino ¿una cuestión de poder?, fue precisamente desarrollando este tema. Se explicó la composición del condón femenino, sus ventajas y dificultades. También se pudo observar que la mayoría de materiales comunicacionales producidos era de corte educativo y preparado por alumnos de universidades e institutos, mas no por empresas y menos por instituciones del Estado.
Material educativo sobre el condón femenino
Actualmente el MINSA está emitiendo una pauta publicitaria sobre planificación familiar. Los temas del spot giran en torno al derecho de la mujer a decidir cuándo y cuántos hijos tener, al acceso a la información de métodos anticonceptivos y a la planificación familiar. Es interesante que también aparezca un hombre pues nos “compromete” a mirar el tema y no dejarlo como decisión “exclusiva” de la mujer; aunque en la práctica, especialmente en sectores populares, son los varones quiénes deciden cómo y cuándo tener relaciones sexuales.
Spot de planificación familiar MINSA 2012
No obstante queda la pregunta ¿qué significa el uso del condón femenino para la mujer (y el hombre)?
Una de las primeras aproximaciones es que ella tiene el poder. La mujer controla y decide protegerse sin que deba solicitarle a su pareja que use un condón. En sociedades machistas, como la nuestra, la “independencia” de las mujeres, en especial en materia sexual, suele causar escozor, incomodidad y mensajes moralistas como respuesta.
Esto lleva a observar cómo se entiende, y “juzga”, a la mujer que decide tener control e independencia sobre su vida sexual. Observar a un hombre con un condón es, usualmente, entendido como “prevención” “Es un hombre cuidadoso, responsable sexualmente”. No obstante, una mujer no recibe la misma lectura. “La conoce”, “Es promiscua” “¿Con cuántos habrá estado antes?”, “¿Seré el único?”, “Ésta es de choque y fuga, mejor no tengo nada serio con ella”, “No se respeta”, etc.

Hombre y mujer no reciben la misma lectura por usar el condón.
Con esas interrogantes en la cabeza, cómo la mujer podrá negociar el uso de un método de barrera, que le asegura su propio bienestar, sin recibir agresiones verbales, psicológicas y/o físicas que incluso puedan llevarla al borde del feminicidio. Quizá, por motivos de supervivencia opte por no utilizar este método.
El uso del condón en la mujer, aún sigue cargado de estigma y discriminación. La pregunta cae por su propio peso. ¿Cómo difundir el uso de un método que protege mejor, pero tiene mucho rechazo?
Las aristas de esta situación son bastante amplias: Ministerios donde prima las convicciones morales, políticas y no lo técnico; una educación sexual inexistente, llena de mitos, tabúes y carencias; los medios de comunicación sensacionalistas; la publicidad estereotipada; iglesias desinformadas y dogmáticas, etc. Por tanto, una de las principales y primeras tareas deben ser en casa, con educación e información clara, oportuna y completa.
El camino es largo y lento, pero debe ser constante para lograr una mejora real en la calidad de vida de todos, eliminar el estigma y dar una oportunidad real de protección no solo contra embarazos no deseados; sino contra ITS y VIH.

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